Argentina vivió un calvario en México: denunció que su ex la tuvo encerrada dos años

Priscila Sand, de 27 años, aseguró que logró escapar con su bebé de nueve meses tras sufrir violencia física, sexual y psicológica. Ahora busca cómo regresar al país.

Actualidad15 de mayo de 2025Redacción Diario NeuquenRedacción Diario Neuquen
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Priscila Sand, una joven argentina de 27 años oriunda de Campana, denunció que fue víctima de un encierro brutal y sistemático en la Ciudad de México a manos de su expareja.

La víctima asegura que estuvo secuestrada durante casi dos años en una casa vigilada, bajo estrictas medidas de seguridad, y que logró escapar hace pocas semanas con su bebé de nueve meses. Hoy, desde la clandestinidad y en medio de amenazas, reclama ayuda urgente para regresar a la Argentina.

“Vivo aterrorizada. Temo por mi vida y la de mi hijo”, expresó en un video publicado en TikTok, que rápidamente se viralizó. Sentada frente a cámara y leyendo un texto escrito de su puño y letra —“para no olvidarme de nada”, aclara—, relató las condiciones extremas de violencia física, sexual y psicológica que padeció. También apuntó directamente contra el poder e influencias de su expareja, a quien describió como “una persona muy peligrosa” y con “protección judicial”.

La historia comenzó en julio de 2023, cuando conoció a ZR en un restaurante del DF. Al principio, el hombre se mostró amable y generoso. A los pocos días de conocerse, le propuso vivir juntos. Al cuarto día, según cuenta Priscila, ya había comenzado el calvario: “Le dije a su mamá que me quería volver a mi país y él se enteró. Me sacó el celular, me arrastró del pelo y me golpeó contra una pared”.

Desde entonces, asegura, vivió completamente aislada. La casa estaba equipada con cámaras, sensores de movimiento y micrófonos. Custodiada día y noche por al menos nueve guardias armados, no podía salir ni tomar decisiones sin autorización. “Si quería ir al baño, me acompañaban dos personas de seguridad. Si salíamos al shopping, siempre era con él. Si quería cortarme el pelo o hacerme las uñas, venían a casa”, relató. Cada paso, cada gesto, era vigilado.

Tras el nacimiento de su hijo, la situación se agravó. Priscila denunció que no podía llevar al bebé al médico sin permiso, que su pareja la medicaba en contra de su voluntad y que incluso la obligó a tatuarse su nombre en varias partes del cuerpo. “Me obligaba a tomar medicamentos que sacaba a nombre de su abuelo”, explicó.

El temor por su vida se intensificó cuando notó que su pareja estaba construyendo una “habitación del pánico” dentro de la casa. “Ahí me iba a encerrar para siempre. Ya no tenía dudas de que debía escapar”, dijo. Entonces, con ayuda de su hermana gemela —con quien se comunicaba a escondidas desde el baño—, organizó un plan.

Durante varios días, estudió los movimientos del personal de seguridad. Esperó un descuido durante un cambio de turno, tomó a su hijo, un bolso con lo justo y huyó. “Me escapé con una amiga. Un guardia nos persiguió armado”, detalló. Ese mismo 15 de abril, presentó una denuncia en la Fiscalía Antisecuestro y se refugió en la casa de una persona de confianza.

Pero lejos de terminar, su pesadilla tomó otra forma. Al día siguiente, su expareja la denunció por “violencia familiar” y solicitó la emisión de una Alerta Ámber sobre el niño, acusándola de haberlo “sustraído” de su hogar. Eso impide que Priscila abandone el país: si intenta regresar a la Argentina con su hijo, podría ser detenida en el aeropuerto. A pesar de haber pedido ayuda en la Embajada argentina en México, todavía no recibió respuestas concretas.

Sand afirma tener pruebas documentales y audiovisuales de todo lo que vivió, que ya fueron presentadas ante las autoridades. Sin embargo, la causa no avanzó como esperaba. La denuncia por secuestro fue derivada a la Fiscalía de Violencia de Género y desde entonces no hubo mayores novedades.

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